«Cuando el amor se pone manos a la obra nada le fatiga, nada le cuesta, aunque perciba el cansancio del músculo, el sudor de la frente o el dolor de la espalda. Afortunados aquellos que no consideran su trabajo como una obligación o un castigo, como una cárcel o como una esclavitud, sino como una tendencia natural de su naturaleza, como nuestro padre Sol nos ilumina y calienta, como nuestra madre Tierra nos da la vida y la sustenta.»
Almudena Aibar Hidalgo
Escritora