EL REGRESO DE LA GOLONDRINA
Hermosa golondrina, tú que surcas los mares,
ligera y misteriosa, con temblor en las alas,
vuelve pronto a mi patio antes que yo me muera,
que quiero saludarte y besarte en la cara.
Sé muy bien que me escuchas peregrina del cielo,
pues allí desde arriba, el Señor te lo manda;
hoy me encuentro tan solo mi bella compañera,
que todo lo he perdido hasta el rayo del alba.
En esas largas noches de lluvia, nieve y frío,
cuando el viento del Norte arrecia en la montaña,
yo sueño aquí contigo viviendo una quimera,
mientras tanto los lobos se acercan a mi casa.
Y nadie viene a verme porque soy pobre y viejo,
tan solo un gorrioncillo que come mis migajas,
y un perro centinela que siempre está conmigo,
atento y vigilante, al lado de mi cama.
He sentido que anoche bajo un manto de estrellas,
golpeabas los cristales de mi humilde ventana;
y te he visto más tarde posada en mis paredes,
con tu pico amoroso y tus alas plegadas.
Mas todo ha sido un sueño febril y misterioso,
mis ojos están ciegos y mis manos no alcanzan;
hoy me encuentro muy triste porque nadie me entiende,
que todos me saludan y nadie me reclama.
¡Cuántas veces llorando he negado del cielo!
y ¡cuántas padeciendo la irónica arrogancia,
he odiado aquellas gentes vanidosas y altivas,
que llenas de codicia sembraron la desgracia!
Y tú, mi tierna amante, princesita del cielo,
que regresas celosa con la dicha temprana,
acércate a mi huerto, mi rosal y mis flores,
y al pozo de este patio, feliz y enamorada.
El viento de la sierra que es fuerte, tosco y frío,
endureció mi rostro con rígida semblanza;
pero existe un acero más duro que el invierno…,
-Está en el corazón y el frío de las almas.
Ya sé que está la luna cubierta de rocío,
también lo están mis ojos llorando de añoranza,
y ahora que se desprende de amor la primavera,
¡te ruego que regreses, pues siento que me faltas!
¡Qué hermosa que es la vida con dicha y con placeres!
y ¡qué triste y marchita cuando no queda nada!
pero aquí nadie tiene seguro el privilegio,
cada cuál con su lucha vivirá una cruzada.
Sofismas endiosados que envolvéis con mentiras,
¡no cometáis perjurio, ni alentéis al que engaña!
que en el surco diario, aunque existan razones,
¡jamás tendrá salida la cruel y vil patraña!
¡No os acerquéis con celo a las almas humildes!
¡por siempre así alejaros, que el llanto os acompaña!
y solo dejáis dudas, pesadumbre y tristeza,
sacrificando al débil con crueldad y con saña.
En esas bellas noches bajo un manto de estrellas,
cruzando mar y cielo, tú regresas con ansia,
a visitar el nido que dejaste en olvido
y que está permanente con sus plumas y pajas.
Preciosa golondrina, tú que surcas los mares,
veloz y misteriosa, con la fiebre en las alas,
¡vuelve pronto a mi huerto, antes que yo me muera,
que ya no tengo dicha, consuelo ni esperanza!
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Juan A. Galisteo Luque
Premio: Justas poéticas Ciudad de Dueñas 2014
Fotografía: Gentileza Fotos Pixabay
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