Capital Europea de la Cultura 2031
Aunque la asignación de Capitalidad Europea de la Cultura de este año en curso se haya visto truncada por la pandemia, la llama de la ilusión de las ciudades españolas candidatas para el tramo 2020-2031 sigue viva. Muy viva.
Es más que importante, diría que transcendental, que, a partir de ahora, el FUTURO a medio y largo plazo de las capitales españolas se escriba con mayúsculas. En 2015 se cumplieron 30 años desde que se creara esta iniciativa, aunque llevan peleando por la designación desde 1985.
Concretamente en España, son cuatro las que se hicieron y merecieron el galardón: Madrid, Salamanca, Santiago y San Sebastián. Y tres son las que pugnarán a futuro, por la tan ansiada Capitalidad en 2031: Cáceres, Jerez de la Frontera y Granada. Y digo ansiada porque es ahora o nunca, que nuestras ciudades necesitan, como el comer, impulsos dinamizadores que relancen su imagen a nivel local, nacional e internacional; una revitalización ambiciosa, una potenciación desde un enfoque transversal y holístico del importante papel de estas urbes a nivel social, histórico, cultural y económico en nuestro país y en Europa. Elementos que sirvan de acicate a estas tres capitales para liderar esta batalla con altura de miras, les sobran, pero los premios no sólo se ganan. También se pelean y se merecen.
¿Cómo se merece un premio de esta categoría? ¿Qué proyectos se han de impulsar? ¿Qué cara mostrar? ¿La “crème de la crème” de la ciudad? ¿Sus mejores atractivos? Y… ¿Cómo relanzarla de forma puntera y colocarla en el primerísimo plano cultural del mundo? Y, por otro lado, ¿Qué factores, subjetivos o no tanto, entran en juego finalmente en la mente misma del comité de expertos que evalúan las candidaturas y que han de tomar una decisión de tal calado, y de tanta repercusión? ¿Sienten a priori, cada uno de ellos predilección por una ciudad más que por otra o son comisarios responsables de una evaluación independiente?
Más allá de estas preguntas y pesquisas mías, cabe aquí justamente, dar al César lo que es del César y reconocer a cada ciudad candidata lo suyo. Que es mucho y muy bueno.
En Granada, dicen, y por algo será, mueves una piedra y sale una historia que contar. Sin las historias contadas, la Cultura perdería su razón de ser, su sentido ecuménico o universal. La capital granadina rezuma poesía de la mano de sus dos joyas más indiscutibles y universales: Lorca y La Alhambra. Sobre estos fuertes cimientos, son reconocibles sus festivales de música en parajes o jardines idílicos, numerosos sus museos y cómo no, famosas internacionalmente sus típicas tapas. Por sus arterias corre sangre lorquiana, lo que denota en la ciudad una sensibilidad única y un carisma o modo de ser propio. Sus hombres y mujeres, los primeros elegantemente pertrechados con sus botas de montar y sus sombreros cordobeses y las segundas, de lunares y batas de cola, a los que, en las fiestas más destacadas, se les puede ver ir cabalgando a lomos de puras sangres que van al trote. ¿Y el arte con el que las bailaoras mueven las manos, como pájaros libres, al paso de una sevillana?. ¿Y ese duende, inexplicable con palabras pero visible a los sentidos, que corretea por los tacones de una mujer flamenca que ha mamado desde niña los palos dentro de las cuevas del Sacromonte?; esa niña que ha jugado con las castañuelas que su abuela le dejaba para que se entretuviera, mientras ella ensayaba con su mantón de flores de manila, el baile más importante de su vida al compás del quejido de un coro andaluz y las notas rasgadas de una guitarra. O esa gracia andaluza que deja caer una carcajada tras un chiste o dos contados con picardía. Esto y más… es Granada.
Mención aparte merece La Alhambra. Una de las joyas artísticas más apreciadas en todo el mundo. Decir Alhambra, es decir paraíso. La luna incide en ella con amor, como lo hace el sol poniente desde el otro lado de la Vega, imagen que enamoró al ex presidente estadounidense Clinton. Cuentan, además que, aun cuando los muros y las bóvedas de las estancias perciben alguno de los movimientos sísmicos frecuentes en la zona, el conjunto monumental, aguanta estoicamente el envite de la tierra, debido principalmente a las características geológicas de la misma. Además de bella, la Alhambra es toda una heroína.
Jerez es también mucho Jerez. Así por de pronto, y para ir abriendo apetito de esta ciudad gaditana de la campiña, pensar en Jerez, es pensar en su vino Denominación de Origen y en su historia vitivinícola tan ligada a esta ciudad. En 2014 Jerez de la Frontera fue “Ciudad Europea del Vino”. El Jerez se ha exportado a países como a China, Países Bajos o a Noruega, siendo un contrapeso a favor para la balanza de pagos de nuestro país. De cada vino, emana también una historia única de esfuerzo y pasión, de familias españolas enamoradas de la tierra y de su uva. Y compartir esta riqueza, les hace si cabe más grandes.
¿Qué recomendarías a tu mejor amigo si viniera por vez primera a Jerez? Ciertamente una lista de recomendaciones inmejorable. La ruta ecuestre donde poder disfrutar no sólo de la doma de los mejores jinetes del mundo, sino de paseos a caballo. Y sin dudarlo, visita obligada al Jerez cultural y monumental, que es también crisol de culturas, para después tomarse el mejor brandy del mundo en una terraza del centro histórico entre fuentes y naranjos.
Ni Granada ni Jerez lo van a tener fácil. Cáceres es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y Patrimonio Natural (cuenta con una de las mayores superficies de jardines de toda España y se puede disfrutar del “birdwaching” al haberse convertido en destino preferente del turismo ornitológico); además de ser nombrada en 2015, Capital Gastronómica. Así que la bella Cáceres entra por la vista, pero también por el paladar. La carta es rica y variada. Para primero ¿qué tal un plato de quesos de la provincia y una sopa de tomate tradicional? Seguiremos con un timbal de secreto con mermelada o con una sorpresa de cordero ibérico. Y para finalizar una torta del casar o una tentación de cereza del Jerte en copa de cocktail. Todo ello regado con un ribera del Guadiana.
¿No creen que, con estos ingredientes, estas tres ciudades no enamorarían a la mente más exigente del mundo? Estoy segura de que caería, como Clinton con la Alhambra, rendida a sus pies.
USUE MENDAZA