Con la ayuda del Instituto del Libro de Málaga, la Editorial Alfama ha publicado esta obra de teatro de la autora norteamericana Jane Bowles, bajo el acertado título de En el Cenador, pues su título original en inglés In The Summer House, en su literalidad se traduciría como En la Casa de Verano, pero como muy bien apuntó el traductor de esta edición, Carlos Pranger, en el acto de presentación del libro que se celebró dentro del ciclo que el Ayuntamiento de Málaga dedicó a Jane y Paul bajo el nombre de El Mundo de los Bowles, la acepción de la casa de verano no es otra que la del cenador que existe en los jardines de los chalets.
Por tanto, hay que empezar destacando el magnífico trabajo en la traducción de Carlos Pranger, que por supuesto, no se queda sólo en el oportuno cambio del título ya mencionado, sino que se extiende en la habilidad para trasladar al castellano la agilidad de los diálogos existentes a lo largo de la obra de teatro, lo que por un lado hace justicia a la escritora, y por otro, resalta ese genio vivo y despierto que poseía Jane y que a modo de regalo Carlos Pranger nos deja en este trabajo.
El libro comienza con un prólogo de Paul Bowles, en el que nos relata las distintas vicisitudes que atravesó la obra hasta su estreno, entre las que cabe destacar, la falta de entendimiento de Jane con la actriz encargada de dar vida a la Sra. Gertrude, o el rechazo que Jane hizo de James Dean en el papel de Lionel. Asimismo, en la contraportada, se ha insertado una pequeña aunque muy esclarecedora declaración de intenciones respecto de la obra de Truman Capote, gran amigo de Jane.
Desde la presentación de En el Cenador en el Playhouse Theatre de NewYork el 23 de diciembre de 1953 bajo la producción de Oliver Smith y la dirección de José Quintero, ha pasado ya mucho tiempo, sin embargo, la frescura de unos personajes dominados por sus miedos y angustias nos sirven para calibrar el nivel de sufrimiento e incertidumbre que Jane tenía ante el mundo y los seres humanos que la rodeaban. Lo que se plasma en las dos parejas de madre e hija existentes en la obra, en donde éstas representan el papel de hijas a la fuga, y que son un arquetipo de la liberación en las costumbres de las rígidas familias americanas y un anticipo de los beats, el rock y los hippies.
Desde el punto de vista formal, la obra de teatro se estructura en dos actos y cinco escenas que se reparten entre un cenador, una playa, un jardín y un restaurante. Escenarios sencillos, que se mezclan a la perfección con la aparente normalidad de unos personajes banales (algunos de ellos), y profundamente angustiados otros, a la espera de su salvación. En este sentido, en el último arquetipo de personajes, el destino juega un papel determinante, pues aún siendo dueños de él, estos personajes reniegan de tal poder de decisión para dejarse llevar por unos acontecimientos que les alejan del lugar donde realmente quieren estar, que en algunos casos será una casa cerca del mar y en otros un cenador.
Los personajes principales de En el Cenador, la Sra Gertrude Eastman Cuevas y su hija Molly conforman una extraña pareja, y que sin duda, son el alter ego de Jane y su madre. Dúo que es contrarrestado por la otra pareja madre e hija existente en la obra, la Sra. Constable y su hija Vivian, lo que nos dice muy a las claras la extaordinaria importancia que para Jane tuvo la relación filial madre e hija, sólo contrapuesta en este caso por la presencia masculina del novio de Molly, Lionel, y que como muy bien expresa Carlos Pranger «representan la angustia, la frustración y el trauma de no poder vivir la vida que ella deseaba».
En el fondo Jane, esa cabeza de gardenia a la que hacía referencia Truman Capote, necesitaba de su alborotada y caótica vitalidad para lanzarse al más tortuoso de los caminos: su salvación.
Continuará…
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel