Hoy es uno de esos días en los que te despiertas, como cada día, y
miras el cielo. Está el sol si, pero tapado por alguna que otra nube
que no le deja dar todo el calor que le procede. Y decides que hacer
durante todo el día, notas que empezará a llover de un momento a otro.
Te pones en el centro del cuarto y comienzas a echar un vistazo a todo
lo que te rodea. Ves la radio, cuantas horas muertas escuchando
canciones, noticias, novelas… Estaría bien recordar aquellos tiempos
en lo que solo existía la radio como único medio de comunicación.
Enciendes una de esas cadenas que ya todo el mundo tiene olvidadas,
que sorpresa… está sonando vuestra canción. Bueno rectificas, lo que
era vuestra canción, hace dos meses que ya no hay nada vuestro en
conjunto. Decides apagar el aparato de radio, demasiados recuerdos.
Suspiras y vuelves a echar otro vistazo alentador, cargado de
recuerdo, a la habitación. Aha! Ves la estanterías de tus libros,
perfectamente ordenados por orden alfabético de la «A» a la «Z» y por
orden de tamaño, de mayor a menor. Ahora lees un libro bastante
interesante de Valérie Valére, no estaría mal leer un poco eso
despejaría de tu mente los recuerdos que te ha hecho refrescar la
radio. Bueno era otra de esas ideas buenas que al final ha sido casi
peor que la radio. El capitulo comenzaba con un beso apasionado de dos
personas enamoradas y terminaba con una reconciliación en toda regla.
¿Qué hice al mundo para que pase esto? Piensas y sigues recordando
aquellos buenos momentos, lo momentos que has vivido con el y que te
lo han reflejado los nuevos cuatro capítulos que has leído en tu
libro.
Otro suspiro hondo, y comienzan a caer las primeras gotas de agua,
como predijiste. Andas por el pasillo de un lado a otro, pensativa
intentando evadir los recuerdos de tu mente. ¡Ya lo tienes! La
televisión será un gran entretenimiento, eso te hará olvidar el dolor.
Te sientas en el sofá, te acomodas y coges el mando. Empiezas a pensar
que podría haber a esas horas en la televisión, pero no tienes ni
idea, podría haber tantas cosas… documentales, series, noticias,
anuncios… Pulsas en número dos en el mando y ves dos amantes
abrazados, cambias rápidamente antes de que los recuerdos vuelvan a
invadirlo todo. Número cinco, perfecto alguien le dijo a otro alguien
te quiero, cambias con la misma rapidez que antes o incluso más aún.
Haces un zapping ligero pero la televisión también está en contra
tuya. Todo son caricias, amor, te quiero.
Recuestas tu espalda sobre el sofá y no hay más remedio que recordar
aquellas tardes, las noches, sus labios y las palabras tan bellas que
te decía mientras miraba tus ojos perplejo y te pronunciaba un te
quiero suave y profundo…
= Reflexiones en una tarde de verano =
** La soledad es estar rodeado de mucha gente, pero no con quien
desearías estar**
Has logrado cifrar en un texto tan corto la verdadera naturaleza de la persona que está sola, sin ese amor a su lado. El uso de la segunda persona hace que el lector se implique y se identifique con la narración, bien hecho. Hay una suerte de empatía triple entre autor-narración-lector, los tres se comprenden (en varios sentidos de la palabra) mutuamente. Felicidades.