La niña de sus ojos. Por Clara Mencid

  Nadie se explica cómo María pudo hacer aquello. También es verdad que en los pueblos pequeños, donde nunca pasa nada, no es extraña esa costumbre; incluso hasta dejan la puerta abierta. ¿Pero María? ¡Qué raro! Siempre que hablaba de su hija la llamaba «la niña de sus ojos», y…

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