Decía que la Tierra es como una mujer, a la que hay que amar, cortejar, acariciar, mimarla, y ya, cuando está dulce, tierna y entregada…, hincar la simiente de un golpe y regarla a manta. Así me hablaba mi abuelo, huertano rancio de 86 años, mientras miraba su Huerta: una…
leer más