Las horas en que te quedas mirando la calle
viendo el silencio
que duerme como un gato en el alféizar.
Esa hora en que el hombre se enfrenta a la muerte
mientras que tu corazón compungido
se desmorona en otro cuerpo
y se convierte en un latido que grita
con la fuerza de dos voces.
La mañana en que corría a la escuela cantando
pensando, cantando, y en mi memoria
se dibujaban los pasos veloces de un reloj.
El momento preciso en que la mujer abandonó al hombre sobre la calle
y la lluvia
y la lluvia
y la lluvia
caía, repiqueteaba, perseguía las casas,
las ruedas de los autos.
La hora que es segundo,
el grano de arena que es playa,
la gota que es océano.
El adiós,
esa eternidad que nos sacude las plumas,
que nos deshoja y nos derrumba.
El lugar que nos ve renacer airosos.
La esperanza que nos susurra,
que nos invita al vuelo,
ese aire que puede ser ventisca,
que nos eleva para luego dejarnos caer.
Las horas de tu ausencia.
Las horas en que nuestros
cuerpos cruzaron los caminos,
en que vimos el ocaso en nuestros corazones.
Las horas pérdidas del amor tejido de palabras.
Las horas en las que nos consumimos,
pedazos de carbón ardiendo sobre la misma hoguera.
Las horas
en que fuimos rebeldes al tiempo,
en que retamos con nuestros besos a la tristeza.
Las horas
que caminan sobre nuestros cuerpos
dejando huellas en este ahora lleno de gracia,
el sabor de las miradas que se acarician,
el olor de los pies pisando las sombras de los árboles.
Las horas de tu presencia.
El instante en que tu voz es bálsamo
en mis oídos.
El silencioso abrazo
que se escapa a los relojes.
La hora primera de la risa y la hora última del llanto quizás son una misma, compañero, donde se resumen todas las horas de este instante que es la vida.
Pero, acudiendo a tus palabras:
«Las horas
(…)
en que retamos con nuestros besos a la tristeza»
Son las horas que debemos dejar a los que vienen,
por herencia…
Un fresco y bello mensaje hay en tu poema.
Jack, un saludo.
Me gustó el poema.
Un abrazo.
Instantes que duran un segundo. Segundos que perduran en el alma.
Hermoso poema.
Suerte!
Hay muchas horas importantes:
«Las horas
en que fuimos rebeldes al tiempo,
en que retamos con nuestros besos a la tristeza.»
«Esa hora en que el hombre se enfrenta a la muerte»»El momento preciso en que la mujer abandonó al hombre sobre la calle»…
Pero, por encima de todo, los dos últimos versos:
«El silencioso abrazo
que se escapa a los relojes.»
Muchas gracias por compartir estos versos con nosotros.
Coincido con Marco Aurelio
«El silencioso abrazo
que se escapa a los relojes»
Son muy bellos estos versos.
No está nada mal. Tiene profundidad y la musicalidad no es mala… Felicidades, lo debería pulir un poco (le hace falta); pero, en un Hipódromo, habría que apostar por su escrito a caballo ganador o, como poco, a segundo o tercero…
Te dejo el firmamento