Cuántas veces vi esa languidez
de tus ojos marchitándose sin pudor
en el desamor de otros ojos.
Cuántas veces vi ese aburrimiento burgués
que contiene a la mujer
con ojos de agua
a punto de desbordarse
siempre a punto.
No desbordes tu rostro
solo el resto: el todo.
¿Cuánta humedad habrá
si yo entro en tu casa?
Mujer cazada.
No mojes tu cara
solo a mi: la nada.
Pero que nadie se entere
mata hasta mis huesos
inundada.