Domadores de los versos
que sentimos y no vemos.
Cultivando con esmero
la vida de cada gesto.
Labradores de suspiros
que nos pierden ellos mismos
jugando con rescatarlos
de los oídos no perdidos.
Dibujantes de secretos
sin pintura ni bocetos
Los lápices nuestros dedos
y la vida los motivos.
Cazadores de historia
en rincones sin ella
con las manos abiertas
para siempre cogerla.
Con tinta como sangre
de dentro todo sale
incluso a borbotones
flujo de sensaciones.