Como todas las cosas que se acaban,
la vida tiene un aire un poco incierto.
Como un buen libro, su contraportada
explica en cuatro frases su argumento.
También como los libros,
releerla nos llena de nostalgia.
De las primeras veces
prácticamente no nos queda nada.
Nos queda alguna tarde de verano
vivida como todas
-pero ésa se nos queda.
Nos quedan los amigos más cercanos
que, lejos, nos recuerdan.
Nos quedan los lugares que pisamos
(que olvidan nuestras huellas)
y algunas otras cosas que guardamos
en el mayor secreto y no se cuentan.
Como todas las cosas que se acaban,
la vida se nos muere entre las manos.
Como todos los hombres, heredamos
la muerte y su sospecha.