Icono del sitio VI certamen Poemas Sin Rostro 2010-2011

239- Balada de una ausente. Por Roquet

La muchacha del espejo me mira
como adivinando mi nombre.
Cómo llamarla a ella.
Cómo dejar de mirarla
si también tiembla, tose y estornuda.
Dicen que a ella la abandonaron en el espejo:
porque trataron de verle los ojos y
no le vieron ojos sino palabras feroces
sostenidas por enredaderas amarillas.
Pobre, se sonroja, es la primera vez
que me mira tanto.
Yo la he visto enfurecida
como pintada en un cuadro
cubriéndose la herida, buscándose
la memoria que no es memoria.
¡He de sentarme en la sangre junto a la muchacha
para llorar al hueso!

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