Somos pasos blancos en la nieve,
pasos silenciosos y profundos
que no quieren marchar,
que no quieren buscar
otras primaveras,
otros mundos,
porque amamos el invierno
blanco y frio
de los árboles sin flor;
porque, si lo deseamos,
podemos soñar
con mil primaveras sin fin.
Y si tú puedes soñar,
eres libre de volar
a otras voces,
a otros sueños.