De no verte muero un poco.
Probablemente
esté roto el cristalino mirar
de mis ojos. Y tus ojos
pestañean sin prisa.
Últimamente
dejaron el baile de la almohada tus caricias
y no besan ya esos besos míos, que hoy no digo.
Y es que muero un poco de no verte.
Seguramente
de no empezar a amarte carezco.
Nunca supe llenar más despacio,
de alegría, el primer verbo.
Y es que de no verte muero un poco,
rozándome
entre tus largas dudas y el olvido.
Estás llena de sombras,
llena de ríos.