Son poemas sin rostro los que nacen
en el clamor de los que en vano esperan,
los que anidan en sus cuencas errantes
los ojos prisioneros de tristeza.
Son poemas sin rostro el llanto amargo
de las madres que acunan la pobreza
y lo son el lamento agonizante
de los desposeídos de la tierra.
Más, son también poemas de esperanza
cuando el clamor al interior nos llega
y el llanto se convierte en ilusiones
y la mano tendida hunde la queja.
Y el hombre por el hombre da la vida
y el corazón se vuelca sin reservas,
cuando surgen los versos desde el alma
para escribir sin rostro este poema.