Icono del sitio III Certamen Poemas Sin Rostro

184-Sobre la Fe industrial. Por . § .

Porque ahora las sirenas rompieron los tímpanos de los más débiles por un recuerdo reflejo, por un recuerdo casi en el tiempo, teniendo en frente la distancia entre la merienda y los indecentes.

Metales en forma de navajas bostezaron sobre mi hombro y hablaron en un lenguaje que jamás reconocí.
Me senté en un trono y supe que existían los demás. Todos tenían mi rostro, todos eran yo, eran yo pero diferente, diferente solo porque me reconocía en ellos, como yo mismo.

Los demás, los que son más, los que aun se aman y se entienden en silencio entre sus diferentes.

Aun así ya no pude catequizar mas mi propia alma, a que me mostrase algún tipo de acuerdo real.
Por mi parte deje de sentir el aura cada vez que me miraba en los ojos del espejo.
Quizás ella se enojo…

                                                                      …Perdido pero justo resucitado.

¡Pero volví!
Volví con otro rostro, volví con otros anhelos, volví con un sentido lleno de sin forma, volví arrastrando las manos por el suelo mientras caminaba, volví con mas tiempo que nunca, volví de corbata y con un maletín desguarnecido por el desierto, volví con mas historia que nunca, volví con la horma de otro, volví yo pero sin mí, volví hablando como el primer hombre, o sea, diciendo que era verdad que existía la mentira.

    – ¿Qué era entonces?

¡La era de nosotros por supuesto!, pero acostados en el cielo de un Platón metálico, funcional, estructurado en el núcleo de la psicopatía sexual futurista de los nuevos tiempos que pasaron y que ahora son recordados por una mitología científica dentro de los corazones de la ciudadanía.

                                                           Pero jamás perdí la razón.
                                                           Y me calme.
                                                           Me identifique.
                                                           supe que en algún recuerdo partía a morir.
Apareció el hombre infinito.

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