–Ojos tristes, creo que deberíamos ir al hospital ya. Ella no dijo nada. Agachó la cabeza, conteniendo las lágrimas, y cerró los ojos. Sabía que si los abría se dirigirían irremediablemente hacia la esquina de la pequeña habitación; justo donde un lienzo blanco reposaba sobre el caballete que le regaló […]