33- La ansiedad de la larva. Por Nairobi
- 3 octubre, 2012 -
- Finalistas del certamen, Ganadores, Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, relatos
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Intenta abrir los ojos con gran esfuerzo. La cabeza le da vueltas y tiene la boca tan seca que le cuesta despegar la lengua del paladar. Desconoce el tiempo que ha durado su letargo, pero no ha debido de ser corto, porque no logra notar ni uno solo de sus músculos. Inmóvil, en su envoltura de seda, agudiza el oído. Silencio… ¿o se oye una respiración? Tal vez sea la suya… ¿o hay más?
Un cosquilleo le recorre todo el cuerpo y empieza a recuperar la consciencia. Ahora percibe un fuerte olor a humedad y aprovecha un resquicio entre los filamentos para echar un vistazo al exterior. Le parece vislumbrar una larga mesa apoyada contra una pared llena de vitrinas, pero el reflejo de la luz le impide ver su contenido. De pronto oye una puerta que se abre y, de forma instintiva, cierra los ojos con fuerza, como si así pudiera abstraerse de su condición de crisálida.
El coleccionista cierra la puerta con llave y baja las escaleras del sótano para comprobar el estado de sus particulares capullos de seda, que cuelgan de una viga de madera maciza como sacos de diferentes formas y tamaños. Una media sonrisa se dibuja en su cara cada vez que los observa, así, tan perfectos y a la vez tan frágiles. Saber que tiene su vida en sus manos le hace sentirse importante, y acompañado.
Se pone una bata negra, unos guantes negros y coge la lupa de la mesa. Empieza a examinar el primero minuciosamente y ve que el capullo ya se está resquebrajando; la crisálida está a punto de emerger. Al llegar al segundo, ve que la cobertura de seda empieza a tener grietas. Esta vez frunce el ceño mientras se dice en voz alta: «Aún es pronto para ti, mi pequeña ninfa, tú tienes que ser perfecta». Sabe que este joven espécimen, al que hace meses arrancó del cascarón, será la joya de su colección y por eso le presta una atención especial. Se acerca a su mesa de trabajo dispuesto a preparar otra inyección con los nutrientes necesarios para alargar su estado larvario unos cuantos días más. Sentado con la jeringuilla en la mano, levanta la cabeza y se reclina sobre el respaldo de la silla para contemplar la gran obra de su vida: nueve vitrinas repletas de extrañas mariposas crucificadas con unos finos alfileres.
La joven larva sigue paralizada. Al oír que los pasos se alejaban ha reunido el valor suficiente para entreabrir un solo ojo, con el que alcanza a ver la enorme espalda del hombre que le acaba de hablar, tan de cerca que ha llenado su reducido espacio con un olor a patata podrida y café. Por más que lo intenta, no consigue entender. No recuerda nada… Aquí viene de nuevo. Contiene la respiración.
Con la rigidez que contrae todos sus músculos, el pinchazo resulta más doloroso. Al poco, pierde la consciencia.
El hombre de espalda ancha, ahora sentado frente al segundo capullo, ha empezado a cubrir las grietas con un hilo de seda cruda que se va endureciendo al contacto con el aire. El saco vuelve a estar sellado. No puede permitirse ningún error, la larva debe crecer ajena a todo; el estrés podría matarla antes de madurar.
Al terminar con ella vuelve al primer saco colgante, de mayor tamaño, dispuesto a ayudar a la ninfa a convertirse en un adulto perfecto. Cortando la cuerda que lo colgaba de la viga de madera, se echa el pesado saco al hombro y vuelve con él hacia la mesa, donde lo deposita con cuidado. Para no dañarla, va retirando con unas pinzas los trozos de seda adheridos a su piel. Ella ya ha despertado y lo mira fijamente, pero él sabe que no podrá moverse: su tratamiento para la atrofia muscular es perfecto y lleva demasiado tiempo inmovilizada. Desnuda y con los ojos inundados en lágrimas, sigue clavándole la mirada en un intento de provocarle una chispa de compasión. Pero eso es algo que él desconoce desde el día en que su madre lo encerró en ese mismo sótano diciéndole, entre sollozos, que se había enamorado de un hombre que detestaba a los niños.
—Me perdonarás algún día, hijo… —se excusaba lloriqueando—. Te encontrará alguien que sepa cuidarte mejor que yo. Y cuando seas mayor también te enamorarás y notarás que tu pecho se llena de mariposas. Sé que entonces me perdonarás…
Con esas palabras cerró la puerta de aquel sótano donde la humedad le caló los huesos hasta congelarle el corazón.
El coleccionista coge el bisturí de la mesa y, con pulso firme, hace una pequeña incisión a la altura del corazón, desde donde empieza a cortar la piel de aquella chica formando la silueta perfecta de una mariposa. Sus ahogados quejidos despiertan a la niña, que cuelga del segundo saco, del sopor que le había producido el cloroformo. Pero esta vez no ve nada, ya no hay ninguna rendija por la que mirar lo que está pasando allá afuera. Solo le queda esperar y seguir sumida en aquel incierto estado de latencia.
Sinceramente me ha obligado a despojarme de este disfraz que cada día me pesa más habérmelo puesto, porque cada día me visto y me desvisto más de lo que yo podría imaginar.Digamos que » desvestirme » es como ponerme de pié en el teatro y no dejar a base de aplausos y ¡Bravo! que el artista se vaya a camerinos.Voy a dejarle que se vaya pero antes decirle que es extraordinario, que en un folío y medío cabe todo el argumento de una película merecida de un Óscar.
Mucha suerte y muchas felicidades.
Lamari( adjunto emoticón con la boca abierta de sorprendida)
Excelente!
¡Gracias, Lovecraft!
Ya veo que vas repartiendo suerte como el calvo de la lotería jajajaja. Pues va otra dosis de vuelta 🙂
Suerte
¡Oooh! Muchas gracias a La Morisca por tan breves, pero intensas palabras. Me alegro de que te haya gustado.
¡Un abrazo de vuelta!
Grata y sorprendentemente matizado, Tyler.
Muchísimas gracias por pasarte por el sótano y saludos a Marla 🙂
¡Un abrazo!
Hola, camino a la cima:
me alegro de que te haya gustado, a pesar de la crueldad. Muchas gracias por tus palabras y por tus deseos.
¡Saludos!
Es un relato muy bueno, impactante y bien narrado.
De mis favoritos.
Un abrazo.
La morisca.
Espeluznantemente delicado, meticulosamente enfermizo, deliciosamente inquietante, sucintamente embriagador, peligrosamente veraz… una píldora del terror humano que nos rodea y de las mentes capaces de pergeñarlo.
Nairobi, que forma tan bella de narrar una escena tan cruel. Original y sorprendente. Mucha suerte…
Hola, Sussan:
no sabes cuánto se puede decir con tan pocas palabras. Muchas gracias por tu comentario y por tus deseos, de corazón.
¡Un abrazo!
Hola, Lennon:
estoy buscando el modo de expresarte mi más profundo agradecimiento. Supongo que te llegaría si pudieras ver mi cara en este momento :).
Así, en pocas palabras, te diré que te acabas de llevar el bingo por haber captado esos indicios y que me encanta que, como dices, dé que pensar.
Resumiré todo lo dicho con un simple «gracias de corazón», por tus palabras y por tus estrellas.
¡Un abrazo!
Hola, Siempreviva:
a mí me impacta cada uno de los comentarios que tenéis la generosidad de dejar. Ver que lo que uno ha escrito llega es la máxima satisfacción.
¡Muchísimas gracias!
Hola, queridísimo Emeté:
gracias infinitas por tu comentario y por haber leído el relato varias veces. ¡Uau!
Por lo que dices, veo que la ansiedad se te ha contagiado al leer y me alegro por ello, aunque espero que hayas recuperado la respiración 🙂
Podríamos decir que la belleza, la ternura y el amor de los que hablas son tan subjetivos y relativos como mariposas hay en el mundo.
Besos y abrazos, muchos de vuelta.
Una historia bien contada son final sorprendente,es decir un estupendo relato. Enhorabuena.
Suerte Nairobi
Hola, Isótopo:
muchísimas gracias por pasarte por aquí a leer y por dejar tu comentario. Estas cosas hacen que uno se motive aún más, si cabe, a seguir escribiendo. Me alegro de que te haya gustado este baile de contrastes.
¡Un abrazo!
Un relato espeluznante, con un argumento que parece sacado de la serie «Mentes criminales», pero aterradoramente bien escrito. Su delicada poeticidad subraya aún más lo siniestro que se revela al final.
Muy bueno.
Suerte,
Isótopo
Me has tenido casi sin respirar Nairobi, y leyendo rápido para saber el final. Magnífica imaginación, genial.
Ahora ya lo he leído más veces y no me cansa, al contrario, sé el final, es verdad, pero este cuento es muy bello por su técnica narrativa y también por su extraña ternura, pero ternura al fin, y hermoso desde el lugar del corazón.
Besos y abrazos, muchos
Tu relato me ha impactado. Esa refinada crueldad resulta muy creible dentro de la narración. Me parece excelente. ¡suerte!
Nairobi,
en primer lugar, decirte que tu relato me ha encantado y que hasta el momento es uno de mis favoritos.
Hay dos expresiones que me llaman la atención y me hacen pensar que en el primer capullo hay una joven y no una mariposa: cuando dices «….el pesado saco» y también te refieres a «su tratamiento para la atrofia muscular». Tal vez me equivoque, pero ciertamente tu relato es muy original, se lee con gran interés y da que pensar, lo cual me encanta.
Recibe desde aquí mi admiración y mis estrellas.
¡Un abrazo!
Querido, PA le touche:
muchas gracias por tus ojos y tus generosas palabras. En estos momentos que vivimos, qué mejor que dedicarnos un rato a soñar, ¿no? Me alegro de que mi relato te haya ayudado a hacerlo 🙂
Genialidades… yo no diría tanto, pero, mientras ellas quieran, seguiré poniendo mis manos al servicio de las palabras.
¡Un abrazo de corazón!
¡Muchas gracias, Lili!
El gusto es mío al saber que te ha removido y que además te has tomado dos tazas de este caldo espeso.
Lo del corto, es cuestión de hablarlo 😉
Un fuerte abrazo.
Parece mentira apreciar como una historia sobre una larva puede llegar a producir una narración de tanto suspense que te obliga a no parar a lo largo de su lectura. También te hace activar tu imaginación para recrear todos los ambientes que quieras lo que te ayuda rápidamente a soñar.
Querido Nairobi, por favor, sigue recreandonos con genialidades como esta.
Gran relato Nairobi! Una historia que te pone los pelos de punta y mantiene la tensión hasta el final.. un final que deja espacio a la imaginación de los lectores. He tenido el gusto de leerlo un par de veces y llegar a ese sótano y casi tocar las ansiosas larvas! Podría ser el guión de un cortometraje o una secuencia de una peli. Te felicito! Suerte!
aquibcn, ¡gracias por tu original opinión!
Claro que siente amor, pero del que él mismo ha inventado a falta de conocer otro. Este es peligroso, forzado, obsesivo… mmmm, creo que podríamos decir que los caminos del amor son insondables jajajaja.
Me quito el sombrero (bombín, claro) ante el poeta que tanto sabe de asesinos.
Un abrazo lleno de amor, pero del sano, como tu comentario 😉
Espeluznante!
Me ha encantado esta terríble historia de amor!
Porque sí creo que el protagonista de espalda ancha sienta amor por sus larvas, ya que las cuida con cariño y mimo y se siente bien con ello.
Dos frases del relato así me lo demuestran:
«Una media sonrisa se dibuja en su cara cada vez que los observa, así, tan perfectos y a la vez tan frágiles» y «Saber que tiene su vida en sus manos le hace sentirse importante, y acompañado».
Para mi eso es amor.
Y como nos canta Joaquín Sabina: «El asesino sabe más de amor que el poeta».
Enhorabuena por el relato Nairobi y suerte!
Hola, Lotte:
antes de nada, muchas gracias por la lectura y por haberte animado a dejar tu comentario.
Con esas evocaciones que te ha provocado el relato (supongo que inevitables), la satisfacción no es poca, sobre todo por «El coleccionista», gran novela de John Fowles que, por supuesto, te recomiendo. Además, te aviso de que supera en 300 pulsaciones a la película, así que prepárate para las pesadillas de verdad 😉
Un abrazo y gracias de nuevo.
Desde el principio me he acordado del El silencio de los corderos y de El coleccionista, película protagonizada por Terence Stamp que me causó pesadillas. Muy bien recreado ese ambiente claustrofóbico e inquietante. Enhorabuena.
Rulfo, no sé si llegaste a leer mi comentario o si te diste por vencido a la vista de mis largas ausencias…
Saludos y gracias de nuevo.
Hola, Bonsái:
muchas gracias por bajar a este sótano y dejar tu comentario.
Espero y deseo que hayas recuperado tu estado menos… sólido :).
Solo te diré que, ¡bien por tu duda!
Te confieso que si no te hubiera enganchado hasta el final para mí habría sido un pequeño fracaso, así que gracias de nuevo.
Generar ansiedad, intriga, claustrofobia o sensaciones similares era fundamental para ambientar este relato y, sobre todo, para su desenlace. Me alegro de haberlo conseguido contigo.
Prometo encontrar el hueco para pasarme por tu cuarto a realizar la «Terapia musical».
Un abrazo
Nairobi:
Estoy de piedra. No sé qué decir… Parece ser un coleccionista de mariposas, visto desde dos puntos de vista: el del narrador y el de la larva o de la ya mariposa. A ello nos llevan casi todas tus frases: La larva… colgaban… abstraerse de su condición de crisálida…
Pero hay algunos puntos que no me coinciden: Sus ahogados quejidos despiertan a la niña… hace una pequeña incisión a la altura del corazón, desde donde empieza a cortar la piel de aquella chica formando la silueta perfecta de una mariposa…
Además están las palabras de la madre: también te enamorarás y notarás que tu pecho se llena de mariposas. Sé que entonces me perdonarás…
Mi duda es si colecciona mariposas o chicas.
De cualquier forma es una narración muy bien llevada, no he podido dejarla hasta el final.
Si querías intrigar y generar ansiedad, conmigo lo has conseguido. Buen trabajo.
Me gustaría saber tu opinión sobre mi relato. No se trata de un relato políticamente correcto, no ganará el certamen. Pero cuando encuentro un cuento bien escrito, le pido a su autor que se fije en el mío, de la crítica se aprende. Me presento con Terapia musical.
Un abrazo.
Hola, Dies Irae:
en primer lugar, decirte que escribo este comentario escuchando la pieza del Requiem que lleva tu nombre; por cierto, una fantástica banda sonora para acompañar al relato.
Me alegra haberte enganchado hasta el final, misión cumplida, y si, además, he podido servirte de inspiración para tu futuro trabajo, pues doble satisfacción.
Te agradezco de corazón que te hayas pasado a leer, que me dediques estas palabras y que me hayas recordado que el relato ahora forma parte de los lectores (aunque espero no provocar ninguna pesadilla ;)).
Un afectuoso saludo.
Muchas gracias por tu tiempo y tu comentario, sacha.
¡Saludos!
Hola, Nairobi.
Enhorabuena por tu claustrofóbico relato, que me ha enganchado hasta el final. Sólo tú sabes bien la razón primaria que te lo inspiró, y poco importa cuál sea: el relato que fue tuyo es ahora un poco de cada uno de tus lectores, y a cada uno nos sugiere algo diferente.
Me gusta creer que has destripado un «lugar común» -algo de lo que debemos huír como de la peste- de la escritura, y que ya he visto en varios relatos en este certamen: el amor como «mariposas en el estómago», o «en el pecho», tanto monta. Tú has hecho de una cursilería mil veces escrita la base de un relato excelente. Con tu permiso, me lo apunto para trabajar alguna nueva idea.
Un saludo y mis respetos.
Inquietante y muy bien contado.
Suerte.
Tanto, que la larva ya no puede ver el exterior…
Gracias por tu comentario, Olalla 😉
Muchísimas gracias por adentrarse en este frío sótano a leer un rato y por sus amables palabras, maestro Lovecraft.
Saludos a Bahati 🙂
Hóskar-wild is back, fantástica descripción de los escritores que habitamos temporalmente en los sótanos del Canal 😉
Saludos y muchas gracias por pararte por aquí… a pesar de los riesgos.
Muchas gracias por tu tiempo y tu comentario, Ms Rioja.
Tu sinopsis es bastante acertada. Y, sin pretender rozar lo siniestro, me alegro de haberte causado escalofríos 🙂
Rulfo, en primer lugar, gracias por dedicar una parte de tu tiempo a leer el relato y a comentarlo.
Llevaba unos días sin pasar por aquí, perdona el vacío.
Dos de los vocablos que comentas son la clave para descifrar la mente perturbada del coleccionista en cuestión. ¿Qué colecciona en realidad?
No soy yo de explicar mucho más… pero espero haberte ayudado a entender un poco mejor este microuniverso.
Gracias de nuevo
Angustioso. Siniestro. Espeluznante.
Este nefasto sujeto compite en crueldad, degradación y barbarie con el mismísimo Buffalo Bill de El Silencio de los Corderos (con el que comparte, por cierto, su obsesión con los lepidópteros). Creo que sólo es superado en estos vicios por la irresponsable de su madre.
Un excelente relato de horror psicopático.
Bahati, Nairobi
Hola Nairobi,
Pasaba por aquí y he mirado por ver si habías dejado algún razonamiento para mi desconcierto. No me has ayudado, pero me he encontrado el de Ms Rioja. Viene a decir que el hombre está obsesionado con las mariposas porque su madre le abandonó cuando revolotearon en su corazón y, de mala hostia, se dedica a joderlas. Bueno, tal vez sea así, por qué no. Una razón para vivir jugueteando a putear animalitos. ¡Mira que hay chiflados, caramba!
Suerte Nairobi
Los sótanos del Canal se están llenando de coleccionistas de larvas y crucificadores de mariposas, seres desamparados y abandonados encerrados en sí mismos jugando a ser dios, decidiendo quién debe vivir y quién debe morir. Preocupante. Suerte.
Un relato delicado, frágil y perfecto como las crisálidas aunque es un relato de terror. Por lo menos a mí me entraron escalifrios al leerlo.
La madre explica que el amor se siente como mariposas en el corazón. El hombre está obsesionado con las mariposas pero no para sentirlas en su corazón sino para tenerlos bajo su control muertas en unas vitrinas. Es incapaz de sentir amor o compasión.
¿Metáfora del poder?
Un niño convertido en una persona cruel e insensible, cuando su madre lo abandona encerrado en un sótano, para marcharse enamorada de alguien que detesta a los niños. Luego, simplemente, “la humedad le caló los huesos hasta congelarle el corazón”.
Demasiado corto para concluir algo. Al principio pensaba en una metáfora del poder, su forma de comportarse ante los capullos de seda podría dar para algo así. Luego, en el párrafo final, aparecen tres vocablos femeninos, chica, mariposa, niña. ¿Odio contra lo femenino, originado por el abandono de su madre? Pero hay también otra frase que me desconcierta: “cuando seas mayor también te enamorarás y notarás que tu pecho se llena de mariposas. Sé que entonces me perdonarás…” Un relato corto para tanto desconcierto, ¿no? Aunque quizá sea yo el inexperto en esto de la literatura. Por lo demás bien escrito. Ya me gustaría tener algún comentario más, sólo por ver si me aclaro…
Gracias, y suerte en el concurso.
¡Muy bien hilado! 🙂
¡Muchas gracias, Omar!
No sabes cuánto me llena leer eso.
Excelente!
¡Gracias por tu comentario, Laura! ^_^
Me alegro de que te haya gustado.
Muy impactante. Genial…