145- La abducción de Yolanda. Por Oscar Poe
- 27 octubre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, abducción, relatos
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Tucho Pérez se quedó dormido viendo la televisión y serían como las doce de la noche. Mientras tanto Silvia había salido sigilosamente hasta la estación de servicio, al kiosco de la misma en búsqueda de cigarrillos.
Tres horas luego él se despierta en el sillón, al escuchar parar el ronroneo de la pequeña moto, y se levantó medio consciente de aún tener el sueño encima. Observa por la ventana y ve a ella venir, empujando despacio el ciclomotor hasta el porche, para luego de apoyarlo meter despacio la llave en la puerta. Ingresa y Tucho la mira parado allí, en medio de la sala, y le pregunta a dónde había ido. Ella le explica mostrándole el atado, mirando con la vista a un lado, perturbada, para luego encaminarse hacia el dormitorio. Tucho va por detrás, mientras ella ya está sacándose la ropa de abrigo, y enseguida se mete al sanitario. Es allí donde él estando solo en el cuarto ve dentro del atado, donde hay catorce cigarrillos de veinte originales. Por lo que al regresar Silvia, Tucho le pregunta:
– ¿A qué hora fuiste?
– ¿Por qué?… hace poco.
– ¿Con éste frío y a ésta hora? Son las tres.
– Es que tenía ganas de fumar. Vos dormías y decidí no despertarte… estaba sin sueño y con ganas de fumar.
Él nada dice pero ya sospecha, y metido en la cama ve que Silvia se ha cambiado en el baño, poniéndose el piyama de flores pequeñas. Se acerca, ingresa acomodándose, y apaga la luz.
Tucho se arrima buscándola, pero ella lo rechaza, y es entonces que él prende la luz y dice:
– Déjame ver.
– ¿Qué cosa?
– Verte desnuda.
– No… Estoy cansada.
– ¡Un carajo! ¡Quiero ver o se pudre todo!
Silencio de ella desarropándose en un rincón, y con intención de hacerle ver que él estaba medio «turulo». Explicación de Tucho desarrollando el argumento que sustenta su solicitud.
– ¡Acá hay solo catorce cigarrillos! ¿Dónde están los otros seis? ¿Te los fumaste en el viaje? ¡Vamos! ¿Me ves cara de nabo?
– No, no es eso.
– ¿Y entonces?
– No me vas a creer.
– A ver. Probemos!
Según relato… ella ya había comprado el paquete y de regreso de la ruta -donde había ido por ser el único establecimiento abierto en el pueblo- viniendo por el solitario camino de la entrada apareció de pronto una luz cegadora, al mismo tiempo se le paró la pequeña moto. Luego no sabe cómo, pero estaba dentro de un lugar extraño y metálico, en un estado algo así como si su mente se hubiera desprendido del cuerpo físico y estuviera flotando viendo todo a su alrededor… nebuloso.
Luego una momentánea luz -como de un flash de cámara- la hizo regresar a su cuerpo físico, ella cuenta que creía estar soñando, flotando en la habitación, pero aquel flashazo le hizo cambiar de opinión…
«…Después de haber visto el destello de luz blanca, la habitación se tornó de nuevo en aquel color azul oscuro, y yo, desesperadamente asustada, quería despertar, pues creía que era una pesadilla… sin embargo mi cuerpo no me respondía! Estaba como adherida a la cama aquella, como si estuviera cubierta con una sabana invisible que solo me permitía respirar a través de ella. Me encontraba inmovilizada, sentía una parálisis forzada, contra mi voluntad! Recuerdo que no podía emitir ningún ruido, trataba de gritar y ni siquiera un gutural sonido salía de mí garganta…»
Tucho la mira boquiabierto, no entendiendo bien que contaba, por lo que interrumpe con:
– Pero… ¿Te secuestró qué cosa?
– No sé. Extraterrestres creo.
– ¿?
-Vi de pronto, como surgidos de la nada, cuatro extraños bultos que poco a poco iban tomando forma. Una extraña y muy curiosa que de lejos daba miedo, dentro de mi «pesadilla». Pero no sé cómo estos cuatro seres me inspiraron confianza… serenidad- continúa Silvia que allí los tenia de nuevo, en su mente, eran los mismos, y ahora a su memoria vinieron escenas que durante las últimas horas trataba de recordar…
Cuenta de inmediato que los cuatro seres eran parecidos a reptiles, verdes y escamados, con cabezas muy alargadas y una estatura relativamente baja, que le miraban por aquellas ranuras oscuras, donde tenían los ojos. Sus facciones eran parecidas a los rázagos asiáticos, pero apenas se podían distinguir en la penumbra de aquella luz azul.
-¿Qué quieren de mi…?- dije yo y presentí su lujuria, y me dije a mi misma… ¿Dios mío ésta es una pesadilla…? y de inmediato quise gritar: -¡Por el amor de Dios…!
Sin embargo uno de los seres me dijo algo para que me calmara, telepáticamente lo hizo, que no me asustara, que era la última vez que visitaban la tierra y tenían ellos que terminar algo que habían empezado unas horas antes… y luego me dejarían en paz…
Recuerda que les preguntaba quienes eran, de dónde venían, si eran hijos del diablo o si todo aquello era solo una pesadilla… Pero solo contestaron algunos de sus interrogantes…
-«…Eres una persona más de entre las miles a la que hacemos éste trabajo, estudios e investigaciones que servirán tanto para nuestra raza como para la de ustedes, y solo te podemos decir que venimos de muy lejos de tu sistema solar. Somos una docena de razas que recorremos todo el universo estudiando y ayudando a otras criaturas en estado de evolución…”
«….Lo que empezamos a hacerte desde que te trasportamos a nuestra dimensión solo dejará un mal recuerdo en ti, será doloroso por unos segundos, pero jamás volveremos a molestarte. Trataremos de borrar los malos momentos que te haremos pasar… recuerda que solo es por el bien de nuestra raza y la tuya…»
Inmediatamente después de terminar la comunicación con el ser -cuenta-, ella sintió un tremendo dolor en el bajo abdominal, más punzadas en varias partes del cuerpo, como de largas y friísimas agujas con líquidos fluorescentes que entraban y salían desde la cintura hacia abajo. El que parecía ser el jefe de los cuatros solo emitía pequeños siseos como el que hacen las víboras, no se comunicaban aparentemente con sonido entre ellos, solo se miraban unos a otros y luego procedían a hacer sus cosas que tenían asignadas…
– ¡Lo más doloroso fue cuando me introdujeron un pequeño aparato en mi vagina, como si aquello fuera un vibrador con una pelotita en la punta! -Relataba Silvia compungida frente a su esposo.
– Los cuatro seres eran apenas de casi un metro y medio de estatura, de físico delegado y fibroso, llevaban algo así como un overol que no podía distinguirse su color pues la luz azul distorsionaba los colores reales de las cosas… Los que estaban manipulando mi cuerpo no les importaba en absoluto los desgarradores gritos míos, e introducían dos diferentes tipos de aparatos en mis entrañas. Parecía que estuvieran recogiendo muestras de todo mi interior, y no solo fue por la vagina, sino también me introdujeron una larga y gruesa manguera, como si fuera de esas que usan los bomberos… por el recto…-Describe ella.
Comenta que el tiempo parecía interminable, que ella les gritaba maldiciones y en otros momentos les suplicaba que terminaran con ese tormento.
Ellos dijeron que se encontraban en un subplano dimensional, casi paralelo al nuestro.
Tucho, con el ceño fruncido pensó: «¿Porque le habían dado o dicho todas ésas explicaciones…?» y se respondió por creer creerle: «Quizás para demostrarle a ella de lo capaz que eran…»
Recuerda haber leído en la revista Muy Curioso que ésos seres, eran capaces de «secuestrar» a alguien, de borrarle todo el recuerdo de lo sucedido… incluso a algunos de estos aterrados secuestrados les era difícil en otros casos recordar absolutamente nada de lo sucedido.
– ¡Es increíble que te haya ocurrido ello! -Le sale a Tucho.
Allí Silvia continúa indicando que ya no recuerda más… solo que uno de los seres se desvaneció primero. Al parecer había terminado su trabajo en el cuerpo de ella antes que los demás, y poco después los otros se desvanecieron al mismo tiempo… y poco a poco recuperó su lucidez, y empezó a moverse en la cuneta. Sintió que estaba respirando muy agitada y se encontraba sudando… además balbuceaba cosas que no entendía…
Soltó Silvia allí el llanto, y él ya la veía completamente desamparada, y sin control de ella misma, y la fue a abrazar cuando le empezó a narrar lo que le había sucedido cuando se acomodó la vestimenta y se subió a la moto para regresar…
Temprano fueron con su amiga la Doctora Patricia para que le revisara las extrañas marcas y machucones… éstas estaban aún allí, y habían cambiado un poco de color rojo a bordeaux, pero que se le borrarían en unos días más -Le dijo su doctora entre extrañada y algo curiosa.
Todo se veía «normal», no había nuevas marcas en su cuerpo más que moretones en la vulva, inflamada, al igual que la dilatada región anal, que incluso sentía dolores al ser palpada por estar sensible.
En la zona inguinal había una mancha oscura como si hubiera sido golpeada muy fuerte, y como consecuencia de ello se le produjo ese moretón, que curiosamente estaba muy simétrico, casi en forma triangular teniendo como vértice el ombligo y la zona inguinal, a izquierda y derecha.
– Silvia… esto sí que es muy raro… -Le comentaba la doctora Patricia al mismo tiempo que le revisaba detenidamente las marcas y machucones con inflamaciones.
– Dime la verdad… ¿Estás segura que no tuviste alguno de esos jueguitos de «alcoba» con Tucho? Tú sabes a cuales jueguitos me refiero, ésos donde se «torturan» con objetos o se marcan con ellos para excitarse o para hacer más «interesantes» las actividades sexuales…
-No, no doctora Patricia. Tucho y yo ya estamos acostumbrados y no necesitamos de «cosas nuevas ni locas»… -Responde enojada ella.
La doctora le escribió la orden para que se le hicieran unos exámenes a Silvia en el laboratorio del hospital local. No había encontrado tejido con necrosis y eso ya era algo positivo.
La duda seguía en pie. Tucho y Silvia regresaron a casa ya muy tarde, con los análisis de sangre y orina que no arrojaron nada anormal, y solo baja presión tenía ella.
– ¿Qué nos está pasando Tucho? -Preguntaba algo preocupada Silvia a su esposo… cuando aparece «la densa virgen» de Yolanda, su prima, a quien ponen al tanto de lo sucedido.
Luego, estando las dos a solas, la asombrada Yolanda le pregunta más sobre el asunto, hasta que harta Silvia le confiesa que en verdad había sido «la experiencia» de su vida. Pues había gozado como loca esas tres horas con los cuatro petisos. Y allí ríe en recuerdo, explicándole a Yolanda que los extraños tenían la característica rara de… ¡agrandarse su pene si tiraban de las crestas… orejas!… y que ella tironeó un par de veces gozando a medida.
Yolanda anduvo una semana de noche, insoportablemente ansiosa, yendo ida y vuelta por el camino del pueblo a la ruta e inversa, ardiente como chapa al sol, hasta que al fin vino la luz cegadora, con enorme ruido, y de ahí es subida a un aparato, entrando a una cabina, produciendo la abducción buscada. Arriba era como estar en una cabina de azul, y solo uno estaba… aunque más alto que lo dicho por su prima…
Al otro día Silvia se encuentra con el vago del pueblo, íntimo amigo de ella, quien había ido con una retroexcavadora prestada y acondicionada para el engaño, de llevar luces azules más otras cosas que extrajeron de la carroza alegórica del carnaval pasado, con el cuerpo pintado en verde hasta el pelo, para clavarse a la insoportable virgen de Yolanda.
– ¿Cómo te fue?
-Para la mierda! Se la pasó toda la noche tirándome de las orejas.
Suerte.
¡ni la mia!
(ni la de poe)jiji
¡Por Dios! que alguien borre este relato del Canal antes de que lo vea mi esposa y me ponga las orejas coloradas y con diez centímetros más. Seguro que si no funciona con las orejas, lo intentará por otros apéndices y no quiero ni pensarlo. ¡Que alguien haga algo! Suerte.
Ja ja… también me has hecho reir!
Josefina, si quieres seguir leyéndome échale un ojo a mi blog.
Gracias nuevamente.
Oscar POE
Josefina, si quieres seguir leyéndome héchale un ojo a mi blog.
Gracias nuevamente.
Oscar POE
Gracias a mis lectores por sus comentarios tan positivos!!!
Si les gusta divertirse al leer ya saben dónde encontrarme.
Oscar POE.
que pasa que aca no aparece mi comenteario sobre este cuanto????? deje mis palabras de felicitaciones al escritor… y nada!!! bueno REITERO LO DICHO.
a mi me pasa lo mismo.
buen recurso para relajarnos.
Slaudos y gracias al escritor.
Charly
muy bueno, simpatico… quiero leer mas de este señor… pongo 10 puntos a este cuento por las risas que me provoco.
EXCELENTE!! DIVIERTIDÍSIMO… MUY CREATIVO, ES LO QUE SE NECESITA EN ESTOS DIAS TAN COMPLEJOS, MATIZAR LA REALIDAD CON LECTURA DIVERTIDA.
Me abstendré de hacer ningún comentario sobre cuestiones formales, pero debo reconocer que he terminado de leer el relato con una carcajada. Las cosas como son. Tal y como sospechaba desde un principio, el cándido de Tucho es un auténtico crédulo de las narices.
Ya que el relato parece más un chiste que otra cosa, este me recuerda otro chascarrillo irreverente en el que una moza acuciada por la falta de liquidez decide dedicarse a la prostitución para ayudar en la economía de la casa. Requeridos sus servicios por un enorme mulato dotado con unos atributos envidiables, ésta le comunica sus tarifas: 70 euros una felación y 100 euros un polvo completo. El negro se disculpa diciendo que solo cuenta con 70 euros, así que tendrán que limitarse a la práctica del sexo oral. La mujer, no queriendo perder tamaña oportunidad, llama por teléfono al marido y le pregunta: «¿no tendrás por ahí 30 euros para prestarle a este pobre muchacho?».
Pues eso, muy listillos los marcianos.