184-El Comienzo. Por Buñuelo Repipi
- 15 julio, 2011 -
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Era un día de finales de Febrero, y la primavera parecía entrar en mi habitación de Badajoz por momentos. Decidí salir a pasear para aprovechar que la tarde era hermosa y la temperatura más que ideal. Salí de mi piso con la llave en un bolsillo y un par de euros en el otro y decidí caminar sin rumbo hacia zonas poco civilizadas en las que contemplar más universo y menos humanidad.
Miré las nubes y me quedé absorta en su belleza de tonos azulados y naranjas que parecían dibujar en el cielo una historia que hablaba de que el bien y el mal siempre han ido de la mano en la naturaleza humana…
Y así pasé horas, no sé cuántas, deambulando rumbo a sitios con pocos edificios donde se viera la puesta de sol con claridad, y acabé al otro lado del río.
Seguí mi camino de vuelta a casa y cerré los ojos para sentir el sutil aroma del bienestar cuando parece que la naturaleza y tú estéis sincronizados.
Aquel día, antes de volver a mi cuarto, algo había cambiado en mí. El escepticismo que tanta seguridad me confiere en ocasiones ya no era válido al sentir de una manera tan clara que el mundo había sido creado para mi disfrute con todos los sentidos.
Viendo la plenitud del mundo en la luz, en los niños jugando en los parques con los perros, las bicicletas y la tierra. En los colores de los que algún ser maravilloso había creado mi pequeño mundo. En las nubes caprichosas que se dibujaban y redibujaban ante mis ojos. En el suelo lleno de pequeñas criaturas haciendo sus vidas, subsistiendo en un mundo de cemento. En los árboles y todo tipo de plantas, con tantas tonalidades de verde como se pueda imaginar que, con el oxígeno que desprenden, nos regalan la vida cada día a muchos otros seres vivos.
Oliendo la hierba de los jardines, la colonia de las gentes que corren por la ciudad, las flores que crecen caprichosas en los arreates, la tierra mojada al pasar cerca del río.
Escuchando los gritos de los niños y las voces quebradas y hermosísimas de los más adultos paseando juntos su experiencia, el tráfico, el silencio roto por las aves que se cantan las unas a las otras, las gentes que hablan por el móvil: algunas riendo, otras preocupadas, otras con miedo, otras amando.
Sintiendo el tacto áspero de la barandilla del puente que cruza el río, las monedas que puse en mi bolsillo pasando de frías a cálidas en mi mano, el viento acariciando mi cara y mi pelo suave al recogerlo para que el sol pueda llegar también a mi cuello.
Saboreando un chicle de fresa gastado…saboreando esa libertad que da el poder estar en silencio y no sentirte sola; el sentir el sol entrando por los poros de tu piel, cálido, haciéndote sentir bien.
Con una sonrisa débil (que no me di cuenta de que estaba ahí hasta que me vi en el espejo) saqué mis apuntes con la intención de usar esa extraña y nueva alegría para algo productivo; pero al leer la segunda página me di cuenta de que necesitaba relajarme y meditar.
Durante mucho tiempo el hábito de encender una vela y dejar la mente en blanco era para mí algo diario e incluso de obligación para darle paz y sentido a mi vida; y aunque en los últimos tiempos perdí la costumbre ese día daba lo mismo.
Al meditar logré dejar por una vez todo aquello que es mundano y me preocupa, todo aquello que me produce desasosiego, esa vocecilla que continuamente me comenta lo que tengo que hacer y que mi madre decía que era mi conciencia cuando yo sabía menos y era más soñadora.
Conseguí dejar aparcadas mis debilidades, mis miedos, mis dudas y de repente, en ese vacío hallé algo que no esperaba encontrarme: ilusión, esperanza, una paz que superaba todo cuanto había vivido hasta ese momento…y, pese al agnosticismo que me gobierna en todos los aspectos de mi vida, supe que esa era mi manera de comunicarme con el Universo, con Dios o con mi conciencia más alta.
Nunca antes me había sentido tan llena; de repente ya no tenía que buscar mi sitio en el mundo, ni alguien para comer en la facultad, ni un plan para no aburrirme hoy porque todos los días encontraba algo que hacer, alguien que me enseñara algo, alguien a quien ayudar y una razón nueva para vivir plenamente. Al mirar a una persona a los ojos instintivamente ya sabía cómo se sentía y qué necesitaba, y siempre que podía intentaba dárselo.
La paz y la sencillez abrieron mis ojos para poder observar así que todos nos influimos los unos a los otros por el mero hecho de ser humanos; que hay personas en el mundo que llevan pesadas cargas en sus hombros y necesitan hablar de ello, otras sufren en un silencio que les lleva a la soledad, otras dependen de otros de tal manera que no viven para ellos mismos y hay personas que son increíble y fascinantemente fuertes, y pueden ayudar a cualquiera que se les arrime lo más mínimo.
Todos los casos que he mencionado son solamente una pequeña representación de las vidas de las personas de este planeta. La Tierra está en continua evolución y nosotros, como hijos de ella que somos, toda la vida pasamos por distintos momentos y evolucionamos a nuestro propio compás.
Todo aquello que sentí estando embebida del amor y de la vida me ayudó a seguir forjándome como persona: me abrió la mente. Los juicios de valor que solía hacer ya no tenían sentido para mí, y mi manera de ser se suavizó, así todo aquel que tratara conmigo se volvía más dulce también, y siempre me sentía tranquila y protegida de valoraciones negativas (que tanto me habían importado en días pasados). Daba igual con quien hablara, charlar sosegadamente era como un bálsamo para esa persona, contagiándose de un aura de paz.
Otra cosa que cambió en mí fue la vergüenza… ya no la tenía. Me daba igual devolver el saludo a los niños del jardín de infancia de un colegio, o canturrear por la calle pese a saber que otros me oían, o decirle a una señora que llevaba la etiqueta de la camiseta por fuera. No me importaba lo que otros pensaran o dijeran. Mi mente hacía oídos sordos sin consultarme.
Suena tan bello… fue tan hermoso… tal vez si alguien me hubiese explicado que la esquizofrenia la mayoría de las veces no tiene que ver con ser agresivo, solo tal vez hubiera sabido qué estaba empezando a sucederme. Quizás hubiera frenado mi delirio en el momento justo y apenas hubiera necesitado medicación.
Pese a que puedo hacer una vida normal, cuando digo que soy esquizofrénica no quieren contratarme; y mis amigos no han vuelto a tratarme de la misma manera, parece que no quieran contrariarme.
Aunque ya no me siento embebida por él, sigo creyendo que hay algo más grande que yo, y a ese “algo” le rezo cada noche porque mi familia no se preocupe tanto por mí, porque no vuelva a tener un brote, y porque la información sobre las enfermedades mentales mejore en este país. Somos personas normales, algunos necesitamos tratamiento y otros no, pero merecemos que vean más allá del título terrible de “loco”.
Sigo ayudando a todos los que puedo; muchos ni siquiera saben que tengo una enfermedad, y sueño con un mundo sin marcas ni títulos: una sociedad hecha de personas.
184-El Comienzo. Por Buñuelo Repipi,
Supongo que al reflejar ese «…suelo lleno de pequeñas criaturas haciendo sus vidas…», se refiere a las hormigas que anidan en el asfalto de las calles de Badajoz, claro.
Se va a enfadar, pero no me preocupa si con eso aprende algo. Su relato es horrible, pero mi saludo, aunque no lo crea, es cordial. Me gusta Badajoz en todo caso…
Señor «Pepito»:
Me da mucha pena la gente como usted, que se escuda en el anonimato para dárselas de listo.
Hay una diferencia muy grande entre una crítica constructiva (mucha gente me las hace, y tanto las acepto como las busco, puesto que deseo mejorar y crecer) y una de índole destructivo, como las que nos hace a mis compañeros y a mí.
Quiero decirle que cada cual tiene sus gustos y si no le gustan nuestros relatos, sencillamente debería dejar de leerlos. Por su salud emocional de diré, por último, que ser exigente no le hará feliz.
Un saludo cordial y le deseo lo mejor.
Me atreveré a dar un consejo, por la única razón de que lo que ocurre con tu relato, me suele pasar a mí. Muchas veces (no siempre) cuando queremos decir o contar algo, es mejor hacerlo en tercera persona. Crear al personaje y decir lo que queremos, pero no desde el yo, sino desde él o ella. Además, cuando el relato está cargado de reflexión, ayuda mucho meterle un poquito de dialogo, para hacerlo más fluido. Por pura curiosidad inténtalo, y verás el cambio tan drástico y positivo que lograrás. Te ofrezco una disculpa de antemano por dar este consejo no solicitado. Una cosa más… Los Buñuelos son mi golosina favorita y por eso siempre espero con antojo la Navidad.
muchisimas gracias por su critica; intentare en un futuro probarlo, a ver que tal me va. un saludo cariñoso
MÁS QUE UN RELATO ME PARECE UN REFLEXIÓN, BIEN ESCRITA BIEN PENSADA Y COMO YA TE LO COMENTARON, ALGO DE DIÁLOGO HUBIERA FAVORECIDO TU, DE TODOS MODOS, BUEN TRABAJO. SUERTE
muchas gracias. muy amable y trabajaré en el diálogo en próximas ocasiones.
un saludo cariñoso
Me parece una reflexión de diario.
Suerte.
Me alegra porque eso es lo que queria reflejar. Cómo un día bonito e inofensivo dió comienzo a lo que más tarde cada vez fue más inversosímil, más duro, menos mundano. El mundo de la abstracción es tan hermoso como dañino para mentes que no están preparadas para ello; ahí queda la pincelada de mi relato.
Gracias.
Hola Buñuelo, he leído tu texto paseándome por ese mundo que nos describes y las sensaciones que te provoca y que puedo compartir. Sin embargo no hay una historia a mi modo de ver.
Como dice Moreda parece una reflexión personal con moraleja utópica.
Una revisión más a la ortografía y la puntuación tampoco sobraría. Todos estamos aprendiendo, así que te deseo suerte en el certamen y mucho ánimo.
Saludos
Gracias por su crítica. Revisaré mejor mis obras en futuras ocasiones. Un saludo.
Buen trabajo reflexivo.
Un saludo
Muchas gracias.
Un saludo cariñoso
Una reflexión muy íntima sobre como enfrentar la vida. No es fácil pasar del escepticismo a pensar que la vida es bella. En el fondo, es algo que a todos nos toca alguna vez. A mi juicio, ese tránsito, contado en un relato, hubiera dado para una historia interesante.
Suerte Buñuelo
Muchas gracias por su amabilidad, y por una crítica que me ha tocado en profundidad. Tengo que trabajar más en muchas cosas, y especialmente en el contenido de mis reflexiones, cuentos y relatos.
Os lo agradezco a todos los que, de manera constructiva, me estáis ayudando a crecer como proyecto de escritora que soy.
Un saludo cariñoso.
Curioso relato… ha sido como dar un paseo por el mundo interior de alguien…
Yo en cambio creo que un diálogo habría roto esa sensación de estar entre los pensamientos de alguien… a mí me gusta así.
(ah! dado el tono de tu relato me permites un consejo no literario?… tómate las cosas con humor, que también es muy importante para disfrutar de la vida… lo de las hormigas del tal pepito ha sido muy gracioso… 🙂
Buena suerte con tu relato!
Creo que el humor es una de las cualidades que más inteligencia puede denotar en una persona… 🙂
Gracias, Cath-22
Como ya han apuntado, en esencia no hay relato con inicio, conflicto, desarrollo y desenlace. Pero creo que sí hay historia. La que cada uno de nosotros veamos en la mente de esa muchacha, con cierta tendencia a la melancolía, que parece que se lo piensa antes de declarar su elemento distintivo. Como si rumiara un rato lo de lanzarse a la piscina, a orillas del final del texto.
Supongo que eres muy joven: chicle, facultad, apuntes y, sobre todo, ese detalle de lanzarte a pasear por la ciudad con sólo un par de euros en el bolsillo. Esto último, hoy en día y como está la vida, ya es de ser una heroína.
Posees lo mejor: tiempo por delante. Así que ánimo y mucha suerte.
Muchas gracias por su amabilidad y esperanza. Un saludo cariñoso
Conforme avanzaba el relato, pensé que el protagonista había alcanzado algo similar a lo que algunos llaman «nirvana». Por eso me sorprendió más la revelación que nos ofreces en los últimos párrafos. Vistos los resultados, ¿quien no quisiera ser al menos durante unas horas un poco esquizofrénico?
Un verdadero canto a la vida tu relato (o a mí mismo, como diría Whitman).
Éxito para el certamen
Muchísimas gracias, Ambrose. Captaste con exactitud mis intenciones al escribir esta reflexión, y eso me llena de satisfacción.
Un saludo cariñoso.
Hola Buñuelo: SI BIEN NO REUNE LAS CONDICIONES DE UN RELATO O CUENTO, TE DIRÉ QUE ES HERMOSÍSIMO Y CONMOVEDOR, PARECIERA QUE REFLEJA TU PROPIA EXPERIENCIA DE VIDA(NO LO SÉ). TE SUGIERO QUE LEAS MUCHO Y ESCRIBAS A DIARIO. TRATA DE INCORPORAR A ESAS REFLEXIONES UN SUCESO, UN ACONTECIMIENTO QUE PRODUZCA UN CAMBIO EN EL PERSONAJE, EL CUAL PODRÍA SER TRATADO EN TERCERA PERSONA.
FELICITACIONES Y SUERTE
Muchas gracias por sus sugerencias, pese a no ser navidad son un buen regalo, Papá Noel.
Un saludo