Mi nombre es Irito y esta es una historia cualquiera. Todo comenzó el día en que soñé con un terremoto y recibí un llamado nocturno preguntando por un tal Juan quien, según el desconocido interlocutor, debía una gran suma de dinero. Las palabras exactas fueron: si me dices que Juan no vive allí me matas. Dije la verdad: Juan no vive aquí, y escuché el golpe seco de un cuerpo sobre el suelo, luego un murmullo de personas preocupadas, y los llamados desde móviles a emergencias fueron el último eco antes del tono ocupado al cortarse la llamada. Y seguí durmiendo con placidez.
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