No hay Dios sin fe;
De sol a sol hay quién no lo ve,
No cree.
Pero tú, maestro entre maestros,
Todo sabes y todo desconoces.
Que no es relación divina la unidad,
Sino una realidad poco conocida
¡Preconcebida a la verdad!
Y no a la mentira.
(Tormenta de paz es la que se avecina)
*
Diecisiete años, seis mil doscientos nueve días son,
Y parecen como el último, el primero.
Damasco te abrió las puertas y tú el corazón;
Ya lo demás es carga de tinta para el tintero.
A damasco también yo acudo
Acuciado por un profundo presentimiento.
Y si en palabras me escudo
No pienses que por ello estoy ofendiendo.
Me dirijo hacia el sepulcro,
Lujar de tu descanso.
Y en un remanso de paz,
Locuaz, la lengua desato.
Que aquí la arena, movida por el viento,
¡Mecida!, en su cuna de oro y plata,
Alza el llamamiento a la que es mi morada:
Tu palabra.
Sí, sepulcro el tuyo de peregrinaje
Hacen del viaje un viraje inesperado.
Sepulcro dónde, hoy, aquí, he llorado.
¿Acaso tú y no yo has sido silenciado?
PD: Hoy has de ser valiente, has de renacer;
Y que los mensajes de hoy no perviertan el ayer.
Un tema profundo y un poema que relata un encuentro hermoso.
Suerte JP 🙂