Y sintió de nuevo aquel ardor en el estómago, y cómo una rápida quemazón comenzaba a invadir también su esófago, lentamente sentía como agrietaba aquel tubo y lo iba tiñendo de rojo. Sabor a sangre, sabor a tarde de domingo, sabor a soledad. (más…)
El primero llegó apurado, los minutos que gastó en encontrar aquel lugar provocaron que las caladas tuvieran que ser profundas y presurosas. (más…)
Me llamó a las doce de la noche. Juan, mi amigo el escritor. (más…)
Ella subió en la parada de siempre, con los mismos ojos cansados de mirada angustiada. Como siempre la examiné con atención, repasé con cuidado sus ropas, su peinado. (más…)
—Esnúdese, señora, quíteselo todo menos la grusa, ex-tírese sobre la camilla y colóquese en posición daleada que le voy a poner la pendular. (más…)